Bolwby (1989) define el apego como “cualquier forma de conducta que tiene como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido, que suele concebirse como más fuerte y/o más sabio”. Por lo tanto, las figuras de apego (madre, padre o cuidadores) son las personas que van a dar al niño la seguridad que necesita y lo que les va a permitir explorar el mundo de forma segura. Durante los primeros años de vida, los niños tienen la prioridad de mantener ese vínculo; si este se rompe, el niño tendrá que desarrollar estrategias que le permitan regularse emocionalmente, como puede ser la comida (convirtiéndose así, la comida en Base Segura para el niño).
Mary Ainsworth (1978) estudió la relación del niño con los cuidadores y evaluó cómo se comportaban los niños cuando los cuidadores se ausentaban. De esta forma, clasificó el apego en seguro e inseguro y, dentro de este, el apego inseguro evitativo y el apego inseguro ansioso ambivalente. Por último, Main y Solomon (1986) encontraron un cuarto estilo de apego inseguro desorganizado. Por lo tanto, la vínculación en la infancia va a determinar la manera en la que se relaciona con uno mismo y con los demás.
En el apego seguro, el niño tiene la total confianza de que sus padres van a estar ahí si siente peligro dándole protección, además de poder sentir proximidad y cariño. En el apego inseguro evitativo, el niño se priva de esa cercanía por miedo al rechazo, por lo tanto, el niño aprende que tiene que valerse por sí mismo y no puede confiar en los demás. En el apego inseguro ambivalente, el niño aprende que es peligroso estar solo, por lo que buscará al cuidador de una manera ansiosa. Por último, en el apego desorganizado, el niño siente miedo por las figuras de apego, a la vez que siente la cercanía, por lo que no va a poder desarrollar una base segura.
La comida es la manera en la que las personas que padecen Trastornos de Alimentación han aprendido a gestionar su vida, convirtiéndose la comida en la Base Segura
En las personas que padecen Trastornos de Alimentación (TA), la comida se ha convertido en la seguridad necesaria para poder gestionar sus experiencias de vida. De esta forma, han aprendido a vincularse con la comida de una manera disfuncional, utilizándola de una manera u otra (restringiendo o dándose atracones) para regularse emocionalmente.
Se ha demostrado, que el tipo de apego que tengan con sus padres o cuidadores las personas que padecen un TA corresponde con el tipo de vinculación que la persona va a tener con la comida. De esta forma, se sabe que el patrón de apego inseguro es el más común en los pacientes con TA.
En la anorexia, evitan la comida igual que evitan el apego. El no comer, les ayuda a no sentir emociones evitándolas. Tratan de no escuchar las necesidades de su cuerpo, restringiendo la comida y disociándose para ser capaz de mantener esa rigidez.
En la bulimia, predominan los atracones seguidos de una conducta compensatoria. Por lo tanto, pueden controlar la comida y, de repente, dejar de controlarla y darse un atracón. Lo mismo ocurriría con el apego; necesitan sentirse cerca de sus figuras de apego, pero a la vez, les da miedo y se distancian.
En el trastorno por atracón, evita el apego comiendo, de manera que sustituye el vínculo con la comida. Suele utilizar la comida para calmarse y llenar un vacío.
La comida se concierte en un refugio seguro para las personas que padecen un Trastornos de Alimentación.
Aunque la Obesidad no está considerada como un Trastorno de Alimentación, se puede observar también una relación entre ésta y el apego inseguro. Para estas personas, comer se convierte en una compensación de la ansiedad interna generada por sus relaciones con otros y con ellos mismos (Webb, C.M et al, 2011). Para las personas que padecen obesidad, la comida se convierte en un puerto seguro, compensando la falta de atención, cuidado, afecto y cercanía consiguiendo un estado de calma que se desea. Además, se puede dar el caso de que las personas “necesiten” tener sobrepeso para diferenciarse o para ser lo contrario a las figuras de apego, fruto de un trauma en el apego.
Con este pequeño resumen sobre la relación que hay entre el apego y la comida, solo pretendo mostrar el porque no es tan fácil dejar de darse atracones o comer más. La comida, para las personas que padecen un TA, es la base segura con la que se guían en sus vidas. Si te suenan frases como “se que comer me viene fatal, pero no puedo dejar de hacerlo” o “cada vez que me doy un atracón, se que luego me voy a sentir culpable y, aún así, lo hago” o “se que necesito escuchar a mi cuerpo, pero a la vez me da miedo”…. espero que esto te ayude a entender, un poco más, que tu no tienes la culpa ni de comer ni de dejar de hacerlo.
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